En los últimos días, los mercados internacionales han vivido temerosos, preocupados e inquietos el desarrollo de la crisis griega y las reacciones a la misma desde organismos internacionales.
Al igual que si tuvieran la espada desenvainada de Damocles sobre la cabeza, lista para caer y de un solo tajo acabar con todo, el comportamiento de las bolsas durante la jornada de ayer estuvo plagado de nervios y de tensión acumulada.
Los principales bancos, castigados por los inversores, cayeron en unas horas más de un 7%. El Ibex acabó en mínimo anual (9.859 puntos) y comenzó el miércoles cayendo un 3%, aunque la situación se ha normalizado en torno a pérdidas de un 1%, debido principalmente a un comunicado de Bruselas en el que se aclaran las previsiones de las economías europeas para este año.
En dicho comunicado, Bruselas ha señalado que la española será la única economía de la Unión Europea que se mantendrá en recesión durante 2010. Según la Comisión europea, el PIB español se contraerá un 0’4 % a lo largo de estos doce meses.
Esta inocente cifra, dependiendo del carácter del lector, puede ser interpretada desde el optimismo (mejora en dos décimas las previsiones) o desde el punto contrario (España sigue en el vagón de cola y no se producirá un crecimiento positivo de nuestra economía hasta el segundo trimestre).
Y mientras, en Grecia asistimos a otra huelga general ante el Plan de Ajuste que pretende aplicar el país heleno. El apocalipsis económico desatado en esa región explica, en cierto sentido, el pánico que se apoderó ayer de los mercados. Como si de un terremoto se tratara, las réplicas no se están haciendo esperar y amenazan con ser más catastróficas que el temblor de tierra original.
Por poner un ejemplo, los bancos españoles que cotizan en el parqué están pagando la posesión de títulos de deuda griegos con esas caídas que antes mencionábamos, y los especuladores, atentos a la confusión originada, compran y venden a un ritmo inverosímil, enfangando aún más la delicada coyuntura.
3 comentarios:
Resultado: 3 muertos en la jornada de huelga en Grecia.
¿Hay alguna solución de corte económico para eso?
La sociedad griega ha de ser consciente de la difícil situación que atraviesa el país y ponerse el mono de trabajo. No es hora de buscar culpables, sino de encontrar soluciones. Y las soluciones no son quejarse por todo. Hay veces que no queda más remedio que arrimar el hombro
Pero aplicar un plan de ajuste...
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