La banca tendrá que costear por sí misma futuras crisis financieras

Javier G. Jorrín

La economía mundial atraviesa una crisis iniciada en el año 2008. Aunque ese sea el punto de partida, bien es cierto que su germen comenzó a expandirse tiempo atrás. Muchos achacan la actual situación a la crisis financiera, provocada principalmente por las hipotecas subprime en el año 2007. Entidades financieras tan potentes como Lehman Brothers no pudieron soportar el peso de la burbuja que sustentaban y acabaron por hundirse. Esto se extendió al resto de los países desarrollados que cayeron todos, como si de un efecto dominó se tratase.

La caída del sistema financiero hundió la confianza, estranguló el crédito y paralizó la actividad económica que está estancada desde entonces. Además, la crisis financiera costó a los países de la Unión paralizar el 13% del PIB total para frenar la abrupta caída. Era necesario salvaguardar los ahorros de los particulares, por lo que no podía permitirse un hundimiento tal de la banca. Por ello las cesiones de capital fueron millonarias. Ahora que los países comienzan a reactivar sus economías y los productos interiores brutos enseñan pequeñas cifras coloreadas en verde, es el momento de pedir responsabilidades a la banca.

Con este objetivo, la Unión Europea se ha puesto a la cabeza entre los que solicitan una contrapartida al sistema financiero. Comandado una vez más por Alemania y Francia, el Consejo Europeo decidió pasar a la acción y solicitar a la banca una tasa para evitar tropezar con la misma piedra. Así, esta tasa creará un fondo que permitirá a las entidades financieras acudir al mismo en caso de atravesar problemas en sus cuentas y que no sean los propios estados quienes acudan en su rescate.

El Presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy explicó en posterior rueda de prensa que el principio de acuerdo sobre la tasa a la banca “contribuirá a un reparto equitativo del coste de la crisis y a una mayor estabilidad del sistema”. Esta propuesta será planteada ante el G-20 con el objetivo de que todas las potencias mundiales sigan los mismos pasos. En cualquier caso, la aceptación o no de estas medidas por parte del Grupo no afectará a que finalmente sean puestas en marcha en la Unión.

Pero el control a la banca no termina ahí. El presidente de los socialistas europeos, Poul Nyrup Rasmussen ha propuesto introducir una nueva tasa sobre las transacciones financieras. El objetivo es que introduciendo un pequeño impuesto del 0,005% que grave las transacciones, se recauden un total de 500.000 millones de euros en todo el mundo. La aplicación de esta medida si que está condicionada a que sea aceptada por el G-20.

Transparencia en las cuentas de la banca

La reunión del Consejo Europeo tomó otra decisión importante y que afecta a las entidades financieras: la publicación de las pruebas sobre su viabilidad. La volununtad del Consejo ha sido que para evitar especulaciones y rumores, la transparencia es la clave del éxito. Así, las pruebas de estrés que se realicen sobre la banca serán publicas y accesibles para todos, pues según afirmó Rodríguez Zapatero: “nada mejor que la transparencia para demostrar la solvencia, dar confianza y dejar atrás tanto rumor sin fundamento”.

Aunque por otra parte, cabe plantearse si la transparencia no puede llevar a alguna entidad con problemas a la quiebra total. Esto es: si los particulares, cuyos ahorros estén en un banco cuyas cuentas arrojen dudas, no retirarán de éste todo su dinero provocando la caída inmediata de la entidad. Siempre hay que mirar las dos caras de la moneda, y en este caso, la cara oscura puede que sea demasiado peligrosa.