El gobierno y la reducción de su equipo administrativo

Fernando Sánchez

Por fin, el presidente del gobierno de España ha dejado la puerta abierta a una reducción de su equipo administrativo. Después del eterno trascurso de los meses en números rojos, en los que los ciudadanos de este país han tenido que padecer la crisis día tras día, ha llegado el momento de tomar medidas ejemplificadoras que, por lo menos, hagan sentir a los habitantes de este país que, de un modo u otro, a todos nos afecta la crisis económica.

Seguramente, no es la medida que nos va ha sacar de la crisis: no es ni mucho menos un alivio considerable para el déficit, ni va ha suponer un impulso para los valores bursátiles. Tampoco va hacer que la prima de riesgo se abarate (hay que recordar que ayer logro cotas que no se veían desde hace 20 años) Pero sin duda es una de las medidas de las que se deberían haber tomado en primer lugar.

No estamos en época de derroches y eso es lo que se tendría que haber trasmitido a la ciudadanía desde que comenzaron los problemas financieros y económicos. Cómo dijo el Primer Ministro Inglés hace unos días, durante un largo periodo de tiempo “hemos vivido por encima de nuestras posibilidades” y esto hace que ahora le toque ajustarse el cinturón a todo el mundo, no sólo a los trabajadores con sueldos mileuristas que no llegan a hacer frente a su endeudamiento.

Como ya he dicho, esta medida no contribuirá en exceso a la reducción del déficit -o quizás sí, si se tiene en cuenta el ingente número de asesores y ministerios inútiles de los que presume el ejecutivo- pero sí ayudará a que los ciudadanos comprendan que esta situación va para largo, igual que el poder volver a disfrutar de la misma calidad de vida.

Junto con la reducción de los salarios de los políticos (aunque sea sólo de cara al público) es una de las medidas que hubiera apaciguado los ánimos de los habitantes y que hubiera permitido al gobierno gozar de un mayor margen de error, así como alcanzar una popularidad superior a la que ostenta en la actualidad.

Aún así, a pesar de que sea una medida tardía, será bien recibida por los “profesionales del dinero”, ya que en estos momentos cada gota de agua que lance el ejecutivo, cada bocanada de viento insuflada desde cualquier sector o cada empujón proporcionado por cualquier interlocutor social suma. Todos debemos contribuir.