En los últimos años, la empresa Nueva Rumasa de José María Ruiz-Mateos buscaba asociar su imagen de marca a la creación de empleo. El objetivo es calar en la ciudadanía con un mensaje de ayuda ante un mal que golpea a todo el país: el paro. Por ello, empleaban en sus anuncios en televisión el eslogan de “comprometidos con el empleo”.
Sin embargo, la mala gestión financiera de las empresas del holding de Nueva Rumasa ha provocado que diez de sus principales empresas, como Clesa, Dhul, Garvey o Trapa se hayan acogido a la Ley Concursal.
La difícil situación económica que atraviesan estas empresas augura un futuro difícil para los más de 4.000 empleados. Hace meses que tienen problemas para hacer frente a los salarios de sus empleados, como por ejemplo, los empleados de las cuatro fábricas que tiene Clesa en, que España no han cobrado la paga extraordinaria de diciembre ni la nómina de enero. El sindicato UGT reconoció ayer que son conscientes desde hace tiempo de las irregularidades en el cobro de los salarios. Estamos, por tanto, ante un problema anunciado.
En algunas fábricas, la falta de materias primas por el retraso en los pagos a proveedores provoca que la producción esté por debajo de su rendimiento pleno. Los trabajadores acuden a sus puestos de trabajo con la inseguridad de si acabarán cobrando las nóminas.
La posible liquidación de los activos de las empresas del holding para hacer frente a la gran deuda que las asfixia puede destruir numerosos puestos de trabajo. Sin embargo, Ruiz-Mateos ha prometido a los 10.000 trabajadores de sus empresas que el despido no es ninguna opción. Sin embargo, el devenir de estas empresas ya no está sólo en sus manos y sus promesas parecen papel mojado.
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