35 muertes después, las autoridades sanitarias se han dado cuenta de que estaban equivocadas. Ahora resulta que la gran culpable era la Soja de las huertas de la baja Sajonia. La bacteria E. coli no se encontraba en los pepinos de origen español, sino en las parcelas de los que nos acusaban, aunque lo hicieran más con el corazón que con la cabeza. Y es que, su delación no tenía base científica alguna. Lo único que los germanos han pretendido durante todo este tiempo ha sido levantar una cortina de humo que les sirviese para poder buscar una escusa más o menos decente ante su pueblo y ante la Unión Europea en su totalidad de la gran crisis que ellos mismos han causado y que han pretendido que fuera global en vez de local.
Pero tras la broma pesada quedan varias cuestiones en el tintero de las que algún ente judicial debería hacerse eco.